lunes, 10 de mayo de 2021

CUENTO: El señor que amaba a los dragones // Achraf

 Hola! En esta ocasión hemos hecho un trabajo con un cuento. Tenemos que buscar las fotos que sean acordes al cuento, grabar nuestra voz, poner una música (opcional) y por último, editarlo con un programa de vídeos, en este caso, he elegido openshot.

 


Para hacer el cuento, la profesora nos ha facilitado este enlace: 

https://tucuentofavorito.com/el-senor-que-amaba-los-dragones-fabula-china-sobre-las-ilusiones/

Y aquí os dejo con el resultado, espero que os guste:


 

La fábula china ‘El señor que amaba a los dragones’

Existió una vez en la China un hombre al que le encantaban los dragones. Se llamaba Ye y a todos les hablaba de las maravillas de estos seres extraordinarios. En su casa, tenía imágenes de dragones por todas partes y hasta su vajilla tenía el dibujo impreso de diferentes dragones.

Un día, un dragón se hizo eco de esta gran pasión del señor Ye. Decidió darle una sorpresa y una noche llegó volando hasta su casa. Metió la cabeza por la ventana y la cola por la puerta, porque era tan grande que no podía entrar en la vivienda.

Cuando el señor Ye se despertó y vio los enormes ojos del dragón observando dentro de su casa, se asustó tanto que salió corriendo, muerto de miedo, y nunca más volvió. Lo que demuestra que al señor Ye tampoco le gustaban tanto los dragones.

Moraleja: ‘Una cosa es lo que se imagina y otra distinta la realidad. Los sueños engañan a la razón’.

Qué puedes trabajar con esta fábula de El señor que amaba los dragones

Esta fábula corta nos ayuda a reflexionar sobre:

– No se puede querer algo que no se conoce.

– La necesidad de desprenderse de las falsas ilusiones.

REFLEXIONES

Esta fábula corta de Shen Zi nos dice que muchas veces nos dejamos llevar por nuestras fantasías y terminar creyendo de verdad cosas que han nacido de nuestra imaginación. Cuidado con borrar ese límite que separa la realidad con la ficción:

Aprender a saber qué amamos de verdad: el límite entre realidad y deseo fantasioso a veces es tan fino que no somos capaces de separar realidad de ficción. Por eso, a menudo creemos querer algo que luego nos decepciona al tenerlo. Para querer algo hay que conocerlo bien. Puedes decir que ‘me encanta el chocolate’ porque lo has probado muchas veces y te gusta. Pero no puedes decir ‘me encanta el wasabi’ sin haberlo probado nunca, solo porque imaginas que debe estar delicioso. Lo mismo pasa con las personas. Muchas veces nos enamoramos ‘platónicamente’ de alguien a quien en realidad no conocemos. Luego llega la decepción, cuando la realidad se muestra tal y como es y destruye los ideales. Solo se puede amar lo que conocemos. Lo demás es deseo fruto de nuestra fantasía.

El miedo a la realidad: el señor Ye salió corriendo en cuanto la realidad de un dragón verdadero se presentó frente a él. Sus sueños se esfumaron. La realidad le daba mucho miedo. Tal vez huir de la realidad no es lo mejor, pero la prudencia en esta ocasión le indicó que debía salir de allí. Sí, es bueno enfrentarse a los miedos, pero siempre y cuando sintamos que estamos preparados para hacerlo.

 

 


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